Countrificado seas, San Pedro.

10ª edición del San Pedro Country Music Festival, San Pedro, República Argentina.
29 y 30 de septiembre, 2012.

Otro año más, el décimo del festival de San Pedro y el octavo de la AMCU, nos reúne en este sitio nuevamente para la crónica que hacemos desde este lado del río.
Dos días de country y música afín no son fáciles de resumir pero hacemos lo posible y tratamos de hacerlo a la brevedad a pesar de que recibimos muchos emails en nuestro correo y mensajes en nuestro página de Facebook de público y artistas que quieren o prácticamente, exigen la crónica.
Nosotros, por nuestro lado, la hacemos con mucho gusto y orgullo, pero es menester recordar que si nos demoramos, es porque tenemos otra vida aparte, que incluye una familia, un hogar que atender, hijos que llevar al colegio, canes que alimentar y un trabajo que es el que nos brinda realmente el sustento que nos permite viajar hasta San Pedro, así que esperamos, sepan comprender la demora. Y lo decimos esto con la mejor buena onda, sí?

Realmente este año llegábamos a San Pedro imaginándonos el festival en un club cerrado o en el peor de los casos, sin festival, volviendo a Buenos Aires. La lluvia golpeaba las ventanillas del micro pero, milagrosamente, y reiteramos, milagrosamente, al poner pie en terreno sanpedrino, el sol nos iluminó luego de varios días de jugar a las escondidas
Está bien que la organización de Gustavo Laurino y Country2.com tenga todo controlado, pero que hasta el clima esté bajo control, ya es tremendo.

Como en algunas crónicas anteriores, el comentario está repartido entre lo que cubrió nuestro vicepresidente, Julio Cavallaro –se encargó de los artistas del día sábado- y lo de nuestro presi, Raúl Tejeiro, que se guardó el domingo para él.

Fuera de broma, el clima acompañó un nuevo fin de semana de música y amigos, cervezas en vasos interminables, choripanes, hamburguesas, botas y hebillas y mucha música, country y ajena al estilo, y a continuación va lo que pensamos de lo que vimos.

Sábado 29 de septiembre.
Tal cual estaba programado,y gracias al clima estupendo que casi invariablemente se asocia al festival, sobre el mediodía del sábado, el dúo Twin Leaves, abrió el fuego de este décimo San Pedro Country Fest. Esta pareja hace un repertorio diferente ya que se basa en la música de los años treinta en Estados Unidos y principalmente se inspiran en los sonidos de la Familia Carter, tanto para recrear algunas canciones que inmortalizara este trío, como para interpretar algunas canciones propias compuestas en el mismo estilo. Excelentes armonías vocales, dan un toque de distinción a la cuidadosa puesta en escena. Un debut más que auspicioso entonces, que además contó con la colaboración en un par de temas de los músicos Gustavo Di Bella (Horses) y Frank Jacket (Nosville Hillbillies) en mandolina.

En segundo lugar subió al escenario Jorge Castillo en dúo integrado por Jorge “Don Gato” Castillo y Alejandro Viera, que nos solazaron con temas de la autoría de Jorge, incluídos en el álbum editado recientemente “Río Cristal” y cultivando el estilo bluegrass pero con letras en español. Excelente acople tanto en voces como instrumentos de estos dos estupendos músicos, que con su calidad contribuyeron ya muy temprano a dar clima y marco apropiado al festival.

A continuación actuaron Carlos Carranza y la 9 Sur . Un cuarteto con bajo, batería y dos guitarras que nos regalaron ajustadas versiones de temas como “Love´s Gonna Live Here” (Back Owens), “Tulsa Time” (Don Williams), ”Highway Patrol” (Junior Brown), “Mercury Blues” y “Mean Old Man”, entre otros, con mucho gusto y sabor. Un grupo para seguir de cerca en el futuro.

Turno para Joe Moreno y sus siete acompañantes que desde San Isidro llegaron al festival con un estilo muy actualizado y dinámico que me impresionó muy favorablemente, sobre todo, según mi modesto entender, el tema “Mi mujer del Sur” . Promisoria actuación.

Y llegó el momento para el destacado artista del blues Gabriel Grätzer. En esta oportunidad actuó como trío, lo cual le dió mayor contundencia a su trabajo, ya que a veces en el murmullo propio de la muchedumbre que asiste al festival, sus excelentes interpretaciones, no se pueden apreciar en la real dimensión que imprime este artista. Muchas veces hemos pensado que Gabriel merece ser escuchado con atención en un teatro. En el gran nivel de siempre y un poco más.

Luego irrumpieron en el escenario Lajtavary Family Band. Como su nombre lo indica, un grupo familiar encabezado por André Lajtavary, quien desde que lo vimos debutar como solista en este festival, influenciado por Bob Dylan, ha recorrido un camino ascendente y ahora bien secundado. De su repertorio destacamos una versión de “Okie From Muskogee” que, personalmente, me encantó.

Siguió La Rockabilera, una banda que siempre me gustó por su dinamismo y ensamble al servicio de un estilo, el rockabilly, en el cual es esencial fuerza y garra además de interpretar bien. Otro de los puntos altos de este sábado.

El siguiente número llama la atención apenas ingresan al escenario. Cuatro mujeres, ningún varón. Nos comentaron que no es la primera formación que integran, que ya tuvieron sus experiencias musicales en otros grupos, por lo tanto no es de extrañar que se muevan e interpreten con mucha cancha su repertorio, en el cual se destacó la versión que hacen de “Redneck Woman”. Buena perfomance entonces del grupo Holy Cows.

El siguiente número fue Fede Petro & The Monkiness, quinteto que según nos dicen, está integrado por algunos ex miembros de Los Hijos de Dylan, lo cual evidentemente les ha otorgado valorable experiencia, ya que sonaron muy ajustados y con mucha coordinación entre sus integrantes. Bienvenidos al club de artistas de nivel del festival.

Es el turno para Melody Penan. Otro quinteto, cuatro varones y una chica rubia muy bonita y movediza, con brevísimos hot pants de jean, en cuyo entorno, se me ocurre se formó la banda. No sé si deliberadamente o no, pero lo cierto es que el espectáculo visual distrae la atención del análisis musical.

Uno de los puntos altos de este día lo constituyó la presencia de Maverick Country Band. Este grupo del sur de Argentina, además de buenos intérpretes, tiene personalidad y estilo propios para recrear a su manera, covers que suenan diferentes cuando uno los escucha. Así nos deleitaron con versiones con el sello Maverick, de temas como “Cotton Fields” y “Tall, Tall Trees”.

Junto a Fernando Goin, un artista que ha sido influencia en Argentina para muchos que transitan los caminos de la música country, como voz líder y guitarra, llegaron Carlos Rotondaro (o debo decir Charlie Callthrop) con su valioso aporte en bajo y voz, Luis Taboada en guitarra y la contundencia desde la batería de Pablo “Palmas” Palmieri, quienes nos regalaron con la solvencia que acostumbran, un variado repertorio que siempre entusiasma.

Otro de los grupos pesados de este sábado fue Pasto Loco. Pesados por su trayectoria y bien ganada fama, entiéndase bien. Este sexteto que se da el lujo de incluir en su alineación al excelente guitarrista Willie Ares Pacheco, para que con su gusto, agregue determinados licks que tornan en lujos, las excelentes versiones que nos regala la banda .


Algún despistado podría decir “qué bien que suena esta banda bastante nueva” cuando oye a No Bull. Pero en su integración hay años de experiencia y muy buena música country de más de una corriente y ello se traduce en gran solvencia en las interpretaciones Solvencia que se pone de manifiesto tanto en los covers como en varios temas propios que, sin duda alguna, están al mismo nivel .

Natalí Castillo es una excelente vocalista que según dicen, trasciende Argentina, que ya le queda chica. Con acompañamiento de batería y dobro nos deleitó con varias baladas muy adecuadas a su timbre vocal.

Leo Enry (Cuero Crudo) es un artista que con sus armónicas y su gusto para interpretar, nos regala joyas musicales tales que uno queda con ganas de escuchar más.

Omito comentar sobre la Rock & Rule Swing Band, ya que modestamente puedo opinar sobre música country, pero no me siento capacitado para comentar jazz y dentro de éste, menos aún swing .

Y el cierre quedó muy merecidamente para Horses Country Band. Una semana antes en una fiesta privada tuve el placer de escucharlos y los felicité por su actuación. Un repertorio que intercala sabiamente los temas elegidos, y bien elegidos y mejor interpretados. Canciones como “Another Heartache”,”Living On Love”, “Fiddling Around”,”Take It Easy”, sonaron estupendas en la noche de San Pedro. Pero cuando se embarcaron con “Dixieland Delight” con la excelente voz de Gustavo Di Bella y el virtuosismo en el violín de Martín Ficher, nos pareció estar en un concierto de Alabama a quienes no tienen nada que envidiar, cerrando con “Amazing Grace”. Horses, la frutilla sobre la torta.

Julio Cavallaro

Domingo 30 de septiembre.
El mediodía del domingo comenzó con gente de Bahia Blanca: el sexteto Richard Lake, liderado por Chente Rebich, dueño de una calidad vocal distinta y muy original, que nos llevó por temas propios con un muy prolijo estudio de sus letras, sin descuidar, por supuesto, un fuerte efecto musical. Se destacaron “Un Coliqueo”, tema que da nombre a su reciente cd y que cuenta con un shuffle muy interesante que enseguida nos llevó al sonido típico de Dwight Yoakam, es más, me imaginaba al nativo de Kentucky haciendo este tema! Asimismo, brillaron “La Memoria”, un tema bien movidito y “El Desierto”, del disco “Eva” del 2006. Mención especial para el pianista y su toque honky tonk.

San Pedro dejó su marca con el dúo King Bee. Sus integrantes, Cristian Mamberto y Eduardo Della Bruna, son dos indiscutibles virtuosos pero esto para nada significó que se dedicaran a desgranar difíciles temas para minorías, sino que mostraron su arte paseándonos por grandes clásicos como “Layla” de Clapton, “Tush” de ZZ Top o “Pride And Joy” de Stevie Ray Vaughn. Mención especial a Mamberto, cuya voz grave nos recuerda a Brad Roberts, el líder de los Crash Test Dummies.

La muy agradable sorpresa del domingo llegó de las manos de una banda con un curiosísimo nombre: Hermanos de Distinto Padre y Madre. El sexteto liderado por Pil del Villar y Gori, llama la atención desde el comienzo con su estética country rock californiana onda Gram Parsons o los Flying Burrito Brothers. Y su música no se queda atrás, ya que se las ingenian muy pero muy bien, para rescatar el sonido Parsons, Chris Hillman, Owens o Haggard de los años 60 y ponerle letras en español a las que bien hay que prestarles atención. Se destacó “Purasangre” con muy buenas armonías vocales, cuidado trabajo de guitarra lap steel y piano. Esperamos, sinceramente, que sigan presentándose con frecuencia y, por supuesto, nuevamente en este festival.


Poco se puede agregar del talento y el virtuosismo de Gabriel Taborda, sin duda, EL guitarrista del festival. Taborda toma una guitarra y esta se convierte instantáneamente en una extensión de su cuerpo, a la que maneja con una soltura y destreza digna de los grandes, como lo es él. El repertorio de su banda es amplísimo, pero en lo personal, me encanta cuando encara clásicos del rock y brinda joyitas como “Runaway” de Del Shannon, “Paralyzed” (clásico de Elvis aunque Taborda lo enfoca onda Ronnie McDowell), “Twist & Shout” (Isley Brothers), “Long Cool Woman (In A Black Dress)” (Hollies) o más “recientes” éxitos como “My Sharona” de The Knack. No se queda atrás su esposa, Laura Romero, cuyo talento le sobra para pasearse tranquilamente por baladas como “Through The Eyes Of Love” de Melissa Manchester, empalagosa canción que, aunque personalmente no me gusta en lo absoluto, reconozco que fue muy bien resuelta, incluso a pesar de problemas técnicos. Luego llegó la incursión que más prefiero de Romero, el lado country, que lució con “Silver Threads And Golden Needles”, clásico de Linda Ronstadt. Ovación de pie para esta gente.


Hace años pensé que el día que Adrián Tigen se formara una banda, iba a dar qué hablar. De hecho, la gente ya hablaba de él cuando solito se enfrentaba al micrófono con su guitarra, sus composiciones, su estupenda voz y su buen inglés, pero ahora, la fuerza de una banda detrás, eleva su talento y su voz. Es como cuando un actor cuenta con un buen elenco detrás y eso le permite lucirse más. Y el elenco de Tigen, Daniel Lanzo, Dante Spirito, Fabián Castelli y Leo Sampieri, le brindaron un apoyo de lujo. Tigen va con su country como un péndulo que se mueve desde sus propias letras hasta los éxitos de su ídolo, Brad Paisley. Así brindó temas de su cd “Rely On Me”, donde brilla “I’ve Never Lived In Texas” hasta “Alcohol” o “American Saturday Night” del nativo de West Virginia. Un lujo del festival.

Rebeca Caldera y su banda brindaron su acostumbrado sonido country-rock, donde demostraron una vez más que pueden encarar cualquier clásico y adaptarlo a su estilo. Así, en ese estilo “caldero” sonaron desde “A Thing Called Love” de Bonnie Raitt a “Won’t Back Down” de Tom Petty, pasando por el infaltable “toque Emmylou” con “Driving Wheel”, el clásico de Robert Gordon que la Harris grabara por los 80. Una voz cálida, suave y que se luce sin siquiera esforzarse y una banda que suena fuerte, bien y compacta, con el resultado de años tocando juntos y conociéndose.

En San Pedro, el Rockabilly tiene nombre y apellido: Billy La Rocka. Con “They Call Me The Breeze”, “Jambalaya”, “Big Train From Memphis” o “That’s All right, Mama”, La Rocka muestra dinamismo y energía en el escenario, que contagia a un público que lo sigue al firme y por supuesto, él mismo cuenta con la presencia de otro de los grandes guitarristas del festival, Walter Macedonio. Bailaron hasta los muertos y el polvo cubrió a todos.

Far West llegó con lo esperado, cumplió y partió. Los fanáticos de Creedence Clearwater Revival de parabienes, aunque el repertorio es el mismo año a año. Falló la letra de algún clásico como “The Midnight Special”, lo cual nos deja un gustito amargo, especialmente cuando se trata de una banda “tributo”. Detalles a cuidar, entonces.

Swing Brothers trajo su combinación de rock sureño, góspel, rock clásico y toques de country en un espectáculo que muchos han calificado como ajeno al festival. No lo creo realmente: creo que la banda debe tener su espacio. Arrancaron inteligentemente con el clásico del rock sureño “Sweet Home, Alabama” y desde allí se metieron al público en el bolsillo, para seguir por los caminos del blues con “Hoochie Coochie Man” e incluso del góspel, con un impresionante solo de armónica en "Amazing Grace" a cargo de Jorge Simonián, otro de los grandes músicos del festival.


Henry Donati llegó con Soutbound y si bien su tema “Long Time Gone”adoleció de problemas de sonido que no permitieron que el violín se escuchara como debía ser, el inconveniente fue superado, aunque Donati y Southbound debieron alterar su repertorio ya que tres de las canciones que pensaban hacer acababan de ser interpretadas por otras bandas. De todos modos, el tiempo, la experiencia y los ensayos, más un amplio repertorio, los ayudó a sortear este nuevo escollo y así surgieronel clásico de George Jones, “You’re Still On My Mind” con un tinte de swing muy agradable y “Eighteen Wheeler”, tema propio. Subió al escenario la pequeña hija, Juanita Donati, quien encaró un tema clásico que parece de fácil interpretación pero que realmente es difícil. Juanita ofreció su lectura de “Stand By Your Man”, el clásico de Wynette y para su corta edad, lo sacó realmente bien. El set se completó con dos lecturas distintas de “Route 66” de Bobby Troup, una clásica en swing y la segunda en la vena roquera con que se ha conocido el tema. Buena actuación del grupo a pesar de los inconvenientes encontrados.

Daniel y Alejandro Viera llegaron con Hickory Wind, con su característico sonido bluegrass en representación de Uruguay aunque contaron con el estupendo Joe Troop en violín, oriundo de Carolina del Norte pero residente en Buenos Aires quien agregó su maestría al sonido de los Viera. Hubo, además, un bajista mexicano ante la ausencia de su compatriota Luis Rosello y se dió la participación de la vieja amiga uruguaya Bettina Moyano, con la cual Viera padre formara el legendario grupo Bluegrass South en los años 70, banda pionera del bluegrass en Sudamérica. Moyano aportó el sonido de la autoharp –instrumento popularizado por Maybelle Carter- y así surgieron “Hickory Wind” de Gram Parsons, el góspel de “Sunny Side of Life” con un hermoso juego de voces a cargo de padre e hijo, “River of Jordan”, algún bluegrass en francés y hasta un instrumental con la colaboración del chileno Frank Jacket, de los Nosville Hillbillies. Aplaudidos como siempre, se fueron un poco cabizbajos ante la imposibilidad de un bis.

Bronco brindó un show ajustado con temas propios que no conocemos pero que encontraron buena acogida entre los presentes. Por razones de fuerza mayor no pudimos ver más de este show así que pedimos las disculpas del caso..

Después de varios años de ausencia, volvió al escenario sampedrino John McInerny con su homenaje al legendario Elvis Presley. Luego de la introducción con Así Hablaba Zaratustra, al mejor estilo Elvis, McInerny demostró porqué rinde el mejor tributo a Elvis en Sudamérica. Y no digo imitador porque no es lo que le importa al arquitecto cantante: él no busca parecerse a Elvis sino que lo homenajea vocalmente y con una banda y coros que nos retrotraen al Presley de Las Vegas. “I Got A Woman” de Ray Charles, el blues de Jimmy Reed “Baby What You Want Me To Do”, el clásico “Always On My Mind” con el que John hizo referencia también a Willie Nelson, y otras famosas páginas presleyterianas se sucedieron, brillando una impresionante versión de “Burning Love”, un “All Shook Up” más aceleradito que el original y con un tremendo piano y una enérgica “Suspicious Minds” de Mark James.
El momento culminante fue la versión de “American Trilogy” que supo sacar jugo a las estupendas voces del coro y que logró minutos de una tremenda emoción. El público extasiado y no es para menos.

Nuevamente llegó el Córdoba Gospel Singers, coro de música gospel de esa localidad. Lindas voces, nada que ver con el country, aunque ahora encararon algún tema que ha sido cubierto por el mundo country, como “Swing Low, Sweet Chariot” o “When The Saints Go Marchin’ In”. Seguimos esperando el góspel country. Amén.

Wanted demostró una vez más que es uno de los favoritos y que cuenta con un grandísimo número de seguidores que gustan de su country de todos los tiempos. Desde “I Should Have Been A Cowboy” de Toby Keith hasta “My Baby Loves Me” de Martina McBride a cargo de la eficiente Valeria Frattini, siguieron “Gone Country” de Jackson, “Just Good Old Boys” de Jennings hasta “Hard Workin’ Man” y un homenaje a los Rolling Stones con “Honky Tonk Woman". Buena banda, liderada simpáticamente por Martin Blebel que, creo, todavía tiene mucho más para dar.


MAX arrancó con todo con una muy buena versión del tema de los Travelin’ Wilburys “Handle With Care” y siguió con “Toes” de la Zac Brown Band que realmente, les sale mejor que a los originales. La de Brown es muy prolijita, muy ajustadita, mientras que la versión de MAX viene con todo lo rústico y enérgico que el tema demanda. “Strong Enough” de Sheryl Crow encontró una linda lectura por parte de Angeles Fernández acompañada por un muy buen tratamiento de guitarra de Marcos Lenn y siguieron “Good Time” (muy, muy bien lograda y con una letra larga y difícil) y una realmente estupenda versión de “The Right Place” de The Derailers, grupo que más gente debería conocer. Al show se sumaron bailarinas dando color y buena onda y Lenn se lució con una enérgica y bien cantada versión del clásico de CCR “The Midnight Special”. El drama de la noche llegó cuando vino la versión parte en español y parte en inglés de “El Diablo Bajó A Georgia”, el clásico de Charlie Daniels que cuenta el duelo entre un chico, Johnny y el Demonio. En el momento en que llegaba el turno del solo de violín, el mismo falló. Falló el sonido del violín en la única canción en la historia de la Música Country en la que el violín no puede fallar!!! No hubo forma, no se pudo seguir y la bronca y la frustración se vió reflejada en la cara de Body Torres, que no pudo disimular sus ganas de matar a alguien. Con la mejor onda, Ángeles intentó hacerlo hacer unos pasitos de baile a ver si la rabia pasaba, pero el público se percató de lo inútil del intento. Para colmo, luego falló el bajo y como dijo un amigo, “Body no llegó a matar a un sonidista porque no le alcanzó el cable del bajo para seguir caminando!!”. En fin, hay que rescatar la buenísima onda del público que apoyó a los artistas en ese momento e incluso, cuando el sonido del violín fue recuperado, pidieron la canción otra vez. Creo que MAX tenía que haber respondido a ese pedido y haber interpretado “El Diablo…” desde el principio, como si nada hubiera pasado, pero optaron por ir a “The Fisherman’s Blues” para luego ir a otra versión en español, esta vez de “El Jugador”, el clásico de Rogers.

El final fue con, a diferencia de otros años en que subían al escenario casi todos los artistas que habían participado o por lo menos lo que quedaban a la noche del domingo, “Cotton Fields” con algunos artistas seleccionados no sabemos con qué criterio. El comentario general de público y de artistas es que sería preferible volver a lo de antes, aunque, obviamente, haciendo alguna otra que no sea “Jambalaya”!! Fuegos artificiales, aplausos, gritos, alegría y baile marcaron el final de este nuevo encuentro de la música country Made In South America.

Llegamos así al final de la crónica con la reflexión de que este festival, a pesar de tener 10 años, ya cumplió la mayoría de edad. Los músicos llegan al escenario con más horas de ensayo, con más presentaciones que les han permitido tantear más qué es lo que su público quiere. Hay más cuidado, más respeto por la gente y más preparación, ya no hay tanto ese “igual, nadie se da cuenta si me equivoco” de otros años. Aunque por algún lado, un poquito queda.
La organización hace lo mejor que puede en el corto tiempo que tiene, sobre todo en la amplificación entre banda y banda y teniendo en cuenta los distintos tipos de banda que hay que, por sus características, demandan distinto tipo de amplificación.
Y siempre es curioso ver a las más variadas tribus, desde los vaqueros a los rockabileros, desde los punks hasta los pin-ups, desde los motoqueros hasta los inclasificables, todos en un clima de armonía y respeto, apenas mínimamente distraída por algún beodo de turno.
Una vez más saludamos desde aquí la celebración de este festival y esperamos que cada vez más, el resto de Argentina se percate de lo que tienen en la pequeña Shangri-Lá country de San Pedro.

Raúl Tejeiro
Exclusivo para Asociación de Música Country de Uruguay, A.M.C.U. - septiembre, 2012.

 
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